María Antonia Hidalgo, gestora cultural y artista formada en arte
terapia, ha asegurado que la soledad, la autoestima, la pérdida, el fracaso, la
inseguridad, la depresión y otros estados anímicos vulnerables son el objetivo
más directo de las terapias que favorecen la creatividad que habita en todo ser
humano.
Hidalgo ha realizado estas declaraciones en el transcurso del simposio
La expresión artística como medio para la integración social. Arte, creatividad
y arte terapia, del que es coordinadora y que organiza el Centro Cultural
‘Olavide en Carmona’ junto la Dirección General de Infancia y Familias de la
Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía y el Área de
Igualdad y Ciudadanía de la Diputación de Sevilla.
El arte como una forma de terapia se remonta a comienzos del siglo XX, pero su
práctica generalizada no vio la luz hasta los años 40, “en gran parte como
resultado del trabajo de personajes tan relevantes como Adrian Hill, la primera
persona que utilizó el arte como una forma de recreación personal para enfermos
de tuberculosis ingresados en un sanatorio”, ha afirmado esta experta.
A finales de los años 70, el arte terapia ya fue aceptado como profesión y, en
la actualidad, se encuentra entre las siete profesiones más requeridas en
países como Estados Unidos, Brasil, Inglaterra o Alemania, con enorme difusión
en el ámbito hospitalario, en centros de cuidados diurnos para mayores, centros
de menores, escuelas, museos y en las consultas privadas.
De esta forma, una de las tareas del arteterapeuta será alentar y facilitar que
ese proceso de libertad creativa se vaya desarrollando. “El dibujo hace visible
al pensamiento, decía George Orwell, pero no es la única técnica en arte
terapia, ya que la pintura, la escultura, la fotografía, el vídeo, la música o
la expresión corporal son otras herramientas que el arte ofrece para abrir
nuevos procesos creativos en el ámbito educativo, social y clínico”, explica
María Antonia Hidalgo.
Así, el objetivo más importante de este curso es contribuir a que las terapias
artísticas sean cada vez más reconocidas. “Es necesario saber que existen
nuevas formas de hacer integración, de contribuir a fomentar la convivencia
entre colectivos desfavorecidos o desde las instituciones públicas o privadas
que apuestan por una programación más aperturista en los museos “, aclara.
En definitiva, se trata de “ofrecer una nueva mirada más creativa, que ayuda a
que todos tengamos una visión más cercana de los mitos, de la cultura, del arte
y de nosotros mismos”, concluye la arteterapeuta.
“Y es que el arte como terapia nace como un compromiso en todos los terrenos de
lo social y está basada en la creencia de que los procesos implicados en la
creación artística son curativos y mejoran la vida del que los realiza, ya que
la creatividad hace que las personas construyan su propio modelo de
reconocimiento y lo que está en conflicto se reexperimenta, se resuelve y se
integra”, sostiene Hidalgo.
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