Es un brillante análisis de la necesidad de las enseñanzas artísticas en el curriculo de nuestros jóvenes, sobre todo ante los recortes de LOMCE en La Rioja.
Cuando el primer objeto fabricado por el hombre que salió del sistema solar –la sonda Pioneer 10– fue lanzada el 2 de marzo de 1972 al espacio exterior, llevaba en sus entrañas un mensaje grabado en una placa de aluminio que tenía como objetivo explicarle a una hipotética vida extraterrestre cómo éramos y de dónde veníamos. Este mensaje no estaba ni en inglés ni en castellano: estaba realizado en lenguaje gráfico (visual).
Al igual que los humanos que hace 30.000 o 40.000 años (según los últimos estudios) dejaron sus huellas en las paredes de Altamira, el astrofísico y Pulitzer Carl Sagan recurrió a un gesto tan sencillo como estampar o dibujar para expresar la existencia misma del ser humano en la placa transportada por la sonda espacial.
No tengo ni idea de cómo un hipotético extraterrestre podría interpretar aquella placa, pero lo que tengo por seguro es que con la deriva a la que nos lleva la LOMCE, con el maltrato definitivo a las enseñanzas artísticas, no un extraterrestre sino nuestro alumnado pronto carecerá de todas las claves para interpretar y comunicarse a través de imágenes de manera eficaz. Pudiera darse en breve la paradoja de que en pleno siglo XXI, cuando el 90% de la comunicación que recibimos es a través de imágenes, eliminemos de las enseñanzas obligatorias las asignaturas que ayudan a alcanzar una de las ocho competencias básicas al terminar la ESO: la competencia cultural y artística que supone «apreciar, comprender y valorar críticamente diferentes manifestaciones culturales y artísticas, utilizarlas como fuente de disfrute y enriquecimiento personal y considerarlas como parte del patrimonio cultural de los pueblos». Cometeremos con las enseñanzas artísticas el mismo error que el de pensar que saber leer y comprender lo que se lee es lo mismo. De ahí los bajos resultados en competencia lectora –que siempre hay que contextualizar en los diversos estudios e indicadores–.
La LOMCE refunde estas ocho competencias y pasa a denominar la competencia cultural y artística sólo como cultural, a secas, y establece competencias de primera (las que responden a las pruebas PISA) y de segunda, donde arrinconan la cultural.
Tal como está planteada la contrarreforma de la LOMCE, la ley recoge ya la posibilidad de que un alumno pueda transitar por su formación obligatoria sin tener nunca que cursar educación plástica; de hecho, en el curso 2014-2015 lo veremos claramente. El real decreto 126/2014, de 28 de febrero, por el que se establece el currículo básico de Educación Primaria, ya elimina la obligatoriedad de cursar educación artística en Primaria; y en Secundaria, la LOMCE elimina la obligatoriedad de cursar la misma en 1º y 3º de la ESO. Los rumores de aplicación de la norma en La Rioja plantean un escenario devastador para las enseñanzas de plástica, música, tecnología, filosofía…
Las artes plásticas además estimulan procesos metodológicos para desarrollar proyectos, siendo la base para potenciar la creatividad. Uno nace creativo, pero también, y sobre todo, se hace y estas enseñanzas plantean estrategias para innovar y crear, para progresar. Porque la creatividad no es otra cosa que ser capaces de dar diferentes soluciones a un problema y el que más ideas tiene con más probabilidad encontrará la mejor.
Sin duda, las enseñanzas artísticas pueden y deben adaptarse al escenario actual, renovarse con los nuevos instrumentos que aportan las nuevas tecnologías para cumplir los objetivos pedagógicos, pero ese es otro debate. Lo que no puede entenderse es la incapacidad de los actuales legisladores para comprender que los hechos trascendentales de la evolución humana han estado ligados a estas enseñanzas, desde una perspectiva de la historia del ser humano estudiada en red y no de una forma lineal como se hace habitualmente. No se puede entender el inicio de la escritura, de la necesidad de la misma, sin esas manos silueteadas en la prehistoria evolucionadas en petroglifos que se convirtieron de una cabeza de res a algo que nos recuerda a una A en la escritura cuneiforme y ésta, a su vez, a los tipos de letra que tenemos en nuestros teclados y estos ligados a la transformación de las letras vinculadas a la historia del ser humano. No se puede comprender la incapacidad de ver las sinergias entre disciplinas, de no entender que las enseñanzas instrumentales están ligadas al resto y que las grandes mentes las han conjugado para llegar a ser quienes han sido. Las artes, la filosofía, la cultura siempre han estado ligadas a la ciencia y sus procesos; el humanismo a la perspectiva cónica, la fotografía o la litografía a la modernidad, el collage a la postmodernidad o el arte al feminismo.
El ataque a estas materias tiene una raíz profundamente ideológica; pensar, conocer, elegir, tener criterio y expresarlo siempre ha sido más ‘peligroso’. Parece ser que este es un paso más en la estrategia global de la derecha por acabar con el pensamiento crítico y original, por acabar con lo incómodo, con el que piensa diferente, por el que se adelanta, por la vanguardia de la cultura. Se bajan los presupuestos en esta materia, se sube el IVA cultural, se eternizan en el cajón leyes como la de mecenazgo y se sigue eliminando la obligatoriedad de estas enseñanzas que suponen aire fresco y pensamiento crítico.
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